Cómo ser amado y no perderse en el intento

Una vez leí que todo lo que hacemos lo hacemos para ser amados. Eso es todo. Somos cuerpos que pasan por la vida de otros buscando llamar la atención y recibir un poco de amor, ¡con lo que pesa el amor!

Me habían encargado un texto sobre las ventajas de utilizar un producto de ortodoncia canadiense luego del cepillado y antes de dormir. Era algo así como un flúor, o eso entendí, con beneficios múltiples para las mujeres en especial y desarrollado a base de plantas. Pinkwashing, greenwashing y marketing para la liberación. Me costó horrores encontrar información y probablemente por eso acabé en algunas de las distracciones leyendo ese comentario en la única red social que guarda algo de valor. Doce mil caracteres y 0,04 USD por palabra. Un trabajo de algo así como 12 dólares, que por ese entonces para mi autoestima era un montón.

Eso fue el 12 de abril del año pasado, poco menos que un año atrás. ¿Cuántas cosas se pueden pensar en un avión? Cada oración es una plegaria desenfrenada de inspiración. Pasé por la poesía y me detuve cuando recordé que es la pereza del escritor, la no habilidad de la cohesión y la imposibilidad de unir situaciones con algo de estilo y atracción. Una manta a rayas en el ascensor; Una pelea íntima entre los dos; Y a duras penas si pudo festejar; Se alejó y cruzó el berlín; Por un deseo que fue ruin; Pronto fue el calor; La alegría de ser canción; Volar alto por placer; ¿Para ser grande hay que crecer? Para vivir primero hay que nacer. Puntos y comas, minúsculas mayúsculas y algún signo de interrogación. Escribir es apoderarse de lo que ya está escrito y aprender a gastar esa fortuna en el intento, dicen que dijo Elena Ferrante. Luego intenté descifrar qué falló en mi última relación, cómo se hace cuando encontras alguien que te gusta mucho pero no está en la misma sintonía que vos, un sol menor para tanta ex citación. Y yo solo quiero alguien que se me duerma en el hombro cuando viajamos y descubrir que amor es más que una noche y juntos ver amanecer.

La que no debe haber dormido en viaje es la hija del taxista que me trajo al aeropuerto, que se fue a Alemania a trabajar. Su viejo en Buenos Aires perdiendo vida mientras sus 4 hectáreas en Entre Ríos con laguna para pesca artificial, que por culpa del encargado que lo abandonó y sus hijas que andan “en eso de no comer animales” y se niegan a tomar la posta del negocio, no generan lo esperado y solo son aprovechadas por amigos y allegados. Todo por culpa de Perón, que otorgó demasiados derechos laborales y la gente ya no trabaja, tiene cumples, visita familiares, va a velorios y falta al deber. Este tipo está roto, pensé y seguí escuchando mientras el reloj ya superaba con creces los 600 pesos y la incomodidad era total. Qué graciosa esa charla con Lauta, “viste que hay gente que está rota y no se da cuenta y hay gente que no está rota pero aparenta estarlo”. No sos loco, solo tenés muchos miedos, cuánto más aburrida se vuelve la gente cuando intenta ser alguien. Me trajo a colación un pensamiento que se me cruza seguido, cuánto tiempo pasé escribiendo para otros, deseando algún día escribir para mí. Hoy un amigo cerca de las diez de la mañana me sacudió con un “¿nunca pensaste publicar esos textos? Deberías…”, pero pará che ¿no ves que no hago pie? La gacetilla que mando al grupo de amigos cada dos por tres por la mañana, ¿para qué? Para que me amen un poquito. Mientras tanto, primera negra en la corte suprema norteamericana, será amada; futbolista fabrica un gol olímpico insospechado e irrepetible, será amado; Macron se perfila para frenar a Le Pen en las elecciones del domingo, será amado; un palestino se inmola en atentado en Tel Aviv, será amado. Pero cómo pesa. La jente se apura de todos modos, eaaaaaasy boy, son pocos los que no se levantan antes de que se apague la señal del cinturón. Algunos todavía tenemos que aprovechar hasta el último segundo para leer las últimas páginas de “el amor en tiempos de cólera” para ser más interesantes y escribir algún fragmento memorable. De todas formas, siempre estará Bartleby. Y recordarlo es precisamente mi manera de intentar ser amado sin perderme en el medio.

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