Edimburgo es una ciudad relativamente chica y muy simple de recorrer. Con el correr del tiempo, no sólo el que efectivamente pasé allí sino también viéndolo un poco a la distancia, pienso que la vida en la capital escocesa transcurre casi dicotómicamente entre opuestos, que en conjunto forman un todo asombroso y muy particular: el casco antiguo y la ciudad nueva; la que transcurre bajo tierra y la terrenal; en la urbe y en las afueras; la tangible y la de las leyendas urbanas; en sus calles y en las tabernas. Así, tengamos los días que tengamos, mi recomendación es poder conocer un poco de cada submundo para irnos con una idea más o menos heterogénea de lo que es esta bella ciudad.
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